Mira una crítica sin spoilers de la película MAZE RUNNER: THE DEATH CURE por Néstor Bentancor, y lee la reseña debajo.

 
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Sinopsis: El joven héroe Thomas se embarca en una misión para encontrar la cura de un virus conocido como “The Flare”.

Antes de analizar esta tercera entrega, y supuesto cierre de la franquicia, hablemos de las circunstancias que motivaron el retraso de su arribo a las salas de cine. La cinta estaba prevista para estrenarse hace un año atrás, en Febrero del 2017, pero un accidente del actor principal Dylan O’Brien durante la filmación motivó que se detuviera la producción. El estudio Fox aparentemente estaba decidido a estrenar la cinta a comienzos de un año, y por eso terminó llegando ahora en EE.UU:, a fines de enero del 2018.

La primer Maze Runner del 2014, fue una experiencia de acción y aventura muy disfrutable, sobretodo por la mecánica y los enigmas del laberinto del título. The Scorch Trials del 2015, ya no contaba con ese fascinante escenario, pero terminó funcionando como entretenimiento ligero.

MAZE RUNNER: THE DEATH CURE

Lo primero que me llamó la atención al ver The Death Cure es que, para ser el acto final de una historia serializada que comenzó hace 3 años y medio atrás, y cuya secuela -que no fue muy memorable- se estrenó hace 2 años y medio, no hace nada para recordarle al espectador casual qué sucedió anteriormente. Un mero recuento de un par de minutos en los créditos iniciales hubiesen bastado, como lo hacen otras franquicias o las propias series de televisión cuando arrancan una nueva temporada. Ni siquiera un flashback durante toda la película para refrescarnos la memoria.

No para que entendamos lo que sucede en esta tercera parte, ya que es la historia más convencional y familiar imaginable para un blockbuster de este tipo, pero sí para que nos importe. La cinta se apoya en que ya tiene desde el vamos a la audiencia en el bolsillo, conectada profundamente con los personajes, sus desafíos, y la mitología del mundo. Ésto puede asumirse con Star Wars y pocas sagas más que han calado hondo en la cultura popular. El resto debería mostrar un poco más de humildad, o simplemente destreza narrativa.

MAZE RUNNER: THE DEATH CURE

Aunque el libreto genérico carezca de frescura e impacto intelectual o emocional, la historia es muy fácil de seguir, siendo prácticamente una misión de rescate de principio a fin. También es un gran déjà vu de otros exponentes del género “YA” o Jóvenes Adultos, como Divergent o Hunger Games, con adolescentes revelándose contra jerarcas vestidos inmaculadamente, que oprimen a sus pueblos.

Algo que esas dos franquicias tenían a favor era un protagonista principal con mayor presencia escénica que este insulso Thomas. Principalmente Dylan O’Brien pero en parte también su coprotagonista, Kaya Scodelario, carecen del carisma y la energía que le inyectan otros miembros del elenco, sobretodo los poco aprovechados Rosa Salazar y Giancarlo Esposito.

Pero The Maze Runner supera a gran parte de la competencia con un capítulo final, que pese a excederse en la duración y los puntos débiles ya mencionados, resulta una experiencia amena en la pantalla grande. Gracias sobretodo a una excelente manufactura técnica que mantiene los estándares de las entregas anteriores en cuanto a la dirección, la fotografía, los efectos especiales, etc.

En conclusión, pese a llegar tarde, The Death Cure es un olvidable pero competente cierre para una aceptable trilogía dentro de un género que por haber tenido más fracasos que éxitos, ya murió en Hollywood y eso no tiene cura.

La película MAZE RUNNER: THE DEATH CURE puede verse ahora en cines de EE.UU.